Espejos y máscaras: los peligros de un arte de artistas

Autores

  • Paula Fleisner

Resumo

A Platón le horrorizan los espejos, esos prolongadores del mundo vano e incierto . Teme que, mirando en ellos o haciéndonos mirarlos, cualquiera se crea un demiurgo, un hacedor de todas las cosas. Le preocupa que se confundan o se eliminen las distinciones a las que tan prolijamente dedicó sus escritos. Verdad, mentira; esencia, apariencia; modelo, copia: hete aquí las dicotomías filosóficas que el arte poético se niega a respetar. Platón sabe que el poder del arte es tan grande que podría llevar a la ruina los fundamentos más sólidos de una polis. Nietzsche comprende bien este horror, porque comprende y comparte la idea platónica del arte como creación poco seria y perversa de simulacros. Pero no condena sino que celebra con gratitud esa capacidad falsificante humana. Lejos de la estética moderna para hombres de buen gusto que, con sus nociones de desinterés y goce estético , garantiza una convivencia pacífica entre arte y filosofía, Nietzsche vuelve sobre la experiencia griega del arte y defiende esa creación superficial, esa adopción provisoria de máscaras, ese arte para artistas mentirosos, saqueadores y bufones. En este trabajo propongo revisar la concepción de arte implícita en la condena platónica (llevada a cabo en República III y X y en Leyes II) en relación con la defensa nietzscheana del arte como remedio contra la Verdad.

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Como Citar

Fleisner, P. (2014). Espejos y máscaras: los peligros de un arte de artistas. Revista Morpheus - Estudos Interdisciplinares Em Memória Social, 4(6). Recuperado de https://seer.unirio.br/morpheus/article/view/4738

Edição

Seção

Artigos originais